Josefa Ortiz de Domínguez: La Corregidora de la Independencia de México
En un período de la historia mexicana dominado por hombres, una figura femenina se alzó como un pilar fundamental en la lucha por la independencia de México: Josefa Ortiz de Domínguez. Su valentía y compromiso con la causa independentista la convirtieron en la figura más visible entre la gran cantidad de mujeres que pelearon por tener un país sin yugo extranjero.
La Vida de Josefa Ortiz de Domínguez:
Josefa Ortíz de Domínguez, conocida como “La Corregidora,” nació en la ciudad de Morelia en 1768, aunque algunos historiadores sitúan su nacimiento en la Ciudad de México. Huérfana de padres a temprana edad, se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en San Ignacio de Loyola, lo que demostró su anhelo de conocimiento desde joven.
A los 23 años, abandonó su educación para casarse con el abogado Miguel Domínguez, quien más tarde se convirtió en Corregidor de Querétaro. Fue en Querétaro donde Josefa, inspirada por Ignacio Allende, prometido de su hija, se involucró activamente en la causa de la independencia.
El Centro de la Conspiración:
Las reuniones clandestinas para conspirar en favor de la independencia se llevaron a cabo en la casa de los Domínguez, disfrazadas como “tertulias literarias.” Estos encuentros secretos contaron con la participación de militares, políticos, abogados, sacerdotes, artistas e intelectuales, donde Josefa y Miguel Domínguez desempeñaron roles preponderantes.
La conspiración planeaba el inicio de la insurgencia para el 1 de octubre de 1810, pero la traición de Joaquín Arias y Juan Garrido, quienes alertaron al gobierno novohispano entre el 10 y el 13 de septiembre de ese año, llevó al arresto de la mayoría de los conspiradores. Sin embargo, La Corregidora, encerrada por su esposo, logró alertar a Ignacio Pérez, lo que desencadenó el Grito de Dolores de Miguel Hidalgo la madrugada del 16 de septiembre de 1810, marcando el inicio de la Guerra de Independencia.
Josefa Ortiz de Domínguez vivió para ver a México independiente
Josefa y su esposo fueron arrestados la misma noche del 15 de septiembre de 1810. A pesar de los esfuerzos de Miguel Domínguez por liberar a su esposa, Josefa permaneció recluida en diferentes conventos hasta 1817, acusada de traición. A lo largo de su vida, nunca abandonó su compromiso con la lucha por la independencia y se relacionó con grupos liberales radicales en sus últimos años.
Josefa Ortiz de Domínguez falleció el 2 de marzo de 1829 en la Ciudad de México. Su legado como una de las pocas mujeres destacadas en la lucha por la independencia de México sigue vivo, recordando que la valentía y la determinación trascienden género y desafían las limitaciones impuestas por la sociedad de su época. Su sacrificio y su persistencia continúan inspirando a generaciones posteriores de mexicanos en la búsqueda de la libertad y la justicia.