La desigualdad laboral

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Fernando Castro

Si la investigación nacional e internacional confirma que hay un sesgo del mercado laboral en México hacia las mujeres. ¿Por qué no se hace nada al respecto?

En 2019, el gobierno federal anunció que eliminaría el pago a las guarderías de los esquemas de la SEDESOL por corrupción e inconsistencias. En cambio, se prometió que se generaría un programa de apoyo directo. Esta política pública ha castigado de sobremanera a las mujeres contribuyendo a un récord en la clasificación de México, en cuanto a la desigualdad de género.

La modificación anunciada, cambió los casi mil 200 pesos que recibía una guardería a una transferencia a la familia de 800 pesos, lo que obligaba a muchas familias a tener que pagar una cuota de 500 pesos o un equivalente a casi 5 días de trabajo al mes. No sólo este programa fracasó en números, ya que poco más del 3% de la población objetivo sigue participando, además el 80% de las guarderías cerraron sus puertas entre 2019 y 2021.

En los reportes del Foro Económico Mundial denominados “Reporte Global de la Brecha de Género”, México ha oscilado entre el lugar 126 y 122 del mundo (hay 147 países en el reporte) en cuanto a la participación y oportunidades económicas de las mujeres en el mercado laboral.

Esto es reforzado por un estudio de Arceo de 2014 dónde muestra cómo en México las mujeres ganan de manera sistemática entre un 22% y un 30% menos que los hombres. Ambos estudios son consistentes en reconocer que existe una variación entre estados más urbanos como la Ciudad de México y Nuevo León, con respecto a otros en el sur del país. Sin embargo, ningún estado alcanza niveles aceptables de países similares a México como Argentina o Brasil.

En 2005 el Instituto de las Mujeres publicó su primer mapa de participación laboral por género, en ese año había en nuestro país estados con una participación del 30.8% de las mujeres que podían trabajar lo hacían, y la entidad con el mayor nivel era Quintana Roo con 52.4%. Por otra parte, el estado con el peor nivel de participación de hombres era Durango con el 73.6% y llegaban a Quintana Roo con un nivel del 85.3%. En 2023, 18 años después poco ha cambiado. El mismo reporte indica que el promedio nacional de participación de las mujeres está en 46.2% y la tasa de los hombres está cerca del 77%. La brecha de participación laboral sigue en su promedio histórico de casi 30%. Finalmente, un reporte del Instituto Mexicano de Competitividad de 2022, señala que casi el 17% de las mujeres que buscan trabajo no lo encuentran y sólo 7% de los hombres.

Si la investigación nacional e internacional confirma que hay un sesgo del mercado laboral en México hacia las mujeres. ¿Por qué no se hace nada al respecto? Si además consideramos que el tamaño de la fuerza laboral de las mujeres es enorme, pues en el país representan el 51.1% de la población y actualmente aportan menos de la mitad de las horas que podrían aportar a la economía formal.

En cambio se estima que 6 de cada 10 mujeres que trabajan lo hacen en trabajos familiares sin paga o en otras formas informales, todo lo contrario de los hombres donde sólo 3 de cada 10 participan en trabajos no formales. ¿Qué se puede hacer para mejorar la situación? Desde las políticas públicas es necesario replantear cómo apoyar a las mujeres a que ingresen al mercado laboral y se queden en él.

Actualmente se estima que en México 8% de las mujeres que trabajan abandonan el trabajo tras convertirse en mamás por primera vez, y hasta un 40% al tener un segundo hijo. Un fenómeno que no se presenta en cuanto a los padres. Es hora de que las empresas trabajen ya sea para complementar o para subsanar el rol del Estado y apoyar a las mujeres a tener acceso a un sistema confiable de guarderías o de cuidados extra escolares para que puedan participar en jornadas laborales completas.

El Estado debería de tomar en serio la necesidad de recuperar el mercado laboral de las mujeres, ya que el mismo reporte del Senado señala que tanto en 2005 como en 2021 sólo el 14% de las mujeres que podrían pensionarse lo hacen. Porque la gran mayoría nunca trabaja lo suficiente en el mercado formal. Las políticas públicas que no hacen frente a este problema hoy, están generando un problema también para el futuro, ya que las mujeres tienen una expectativa 5 años mayor a la de los hombres y no contarán con una pensión propia, estarán a expensas de la pensión universal, o de la caridad para poder sobrevivir.

Por último, México ya es un país de migrantes, casi el 10% de la población vive principalmente en los Estados Unidos. Sólo India que tiene mil 400 millones de habitantes tiene más migrantes con poco más de 15 millones pero sólo el 1.1% de su población. Tenemos tres veces más migrantes que el siguiente país en la OCDE y tenemos cuatro veces más migrantes que los tres países que más expulsan migrantes en Centroamérica. Ya estamos en un país que experimenta la transición de la pirámide poblacional, que expulsa migrantes y aparte que marginaliza a las mujeres.

Es hora de que este mercado laboral aprenda a valorar y atraer a las mujeres al mercado laboral y así podamos prevenir la crisis de trabajadores y de retiro que ya se está gestando. Pero esto sólo se logrará con acciones pro igualdad que compensen las desventajas históricas para la mujer.

Si bien las remesas han aumentado desde el año 2021, es una realidad que el tipo de cambio actual se ha visto reducido en un 30% sobre la valuación más alta de $20.50 pesos por dólar. Es decir, el poder adquisitivo ha disminuido un 30% para aquellas madres que se quedan en sus poblaciones dependiendo del envío de la pareja. La oportunidad está en integrar a las mujeres, quienes en estudios, se ha demostrado que son menos propensas a la corrupción.

 

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