“Se acabaron los fracasados”
El presidente en turno, en su perorata de hoy culpa del aumento de crímenes a la “herencia” que le dejaron presidentes anteriores. Lo mismo en las grandes fallas en la atención de salud a los mexicanos y si siguieran analizando los fracasos existentes, serían culpa de Calderón primero y luego de Peña Nieto.
La pregunta: ¿para qué quisiste ser presidente de México si no tenías idea de esta “herencia” que te iba a causar tantos problemas y tu capacidad, después de 5 años de gobierno, ha sido nula para solucionar estos problemas de primera necesidad en el país?.
Ningún presidente anterior se quejó de lo que recibió de su antecesor ni le echó la culpa de sus fracasos a lo que “me dejaron”.
Asumieron su responsabilidad con dignidad, resolviendo los problemas con equipos en el gabinete bien capacitados y capaces de brillar con luz propia, y no ser mandaderos o empleados sin iniciativa como son ahora.
EL gobierno de un solo hombre prosperó en las haciendas del siglo XIX, en varios estados de la República, pero no en el México del siglo XXI.
Es como tratar de poner la ropa de un niño de 4 años a un niño de 8.
López Obrador, no se ha dado cuenta que es otro México. Se está atrasando cincuenta años en cuanto a visión, actualidad, estatura y madurez del país que gobierna.
El hecho de justificar errores de su gobierno por deficiencias de origen y echar la culpa a los que lo precedieron en el puesto es una clara aceptación tácita de su incapacidad de gobernar, independientemente de tantas apariciones diarias, imposiciones del partido en el poder, violaciones de la ley y tener controladas las cámaras con mayoría.
Por eso, desde que se inventaron los pretextos,
“se acabaron los fracasados”.
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