Ejido Puerto Vallarta preocupados por sequías
Esteban García Aréchiga, presidente del comisariado del Ejido Puerto Vallarta, núcleo agrario fundado en 1929 en cuyas tierras se desarrolló gran parte de la ciudad, ratificó el compromiso que tienen con los programas de conservación natural y restauración de corredores del jaguar, carnívoro félido de la región en peligro de extinción.
Se trata de la no utilización de sus terrenos de uso común en la montaña, pero son productivos para los ejidatarios gracias a al Pago por Servicios Ambientales (PSA), programa de la Comisión Nacional Forestal, CONAFOR, a través del Fondo Patrimonial de Biodiversidad, que establece compromisos de conservación a largo plazo, creando alianzas y sumando esfuerzos por el cuidado y manejo sustentable de los ecosistemas forestales.
“Es una preocupación enorme para nosotros, como ejido y como ciudadanos, consideramos que todos debemos en Puerto Vallarta sumarnos a trabajos de preservación, estamos integrados en dos programas de la CONAFOR, donde el principal propósito es la restauración del jaguar, que se encuentra cortado en varios pedazos”, subrayó.
El líder ejidal explicó que al no tener su alimento el jaguar busca sustitutos, encontrándolo en los becerros principalmente, lo que provoca que los campesinos maten al felino.
Advirtió de papel principal del jaguar en la cadena alimenticia, pues mantiene la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como mamíferos herbívoros y granívoros.
Los ejidatarios vallartenses brindan así valiosos servicios ambientales, han levantado torres de vigilancia, dan mantenimiento de suelos, levantan represas para evitar deslaves, así como reapertura y rehabilitación de brechas, además hacen monitoreo y estudio de la fauna silvestre, a través de cámaras de “foto trampeo”, consistente en la colocación de pequeñas cámaras fotográficas que se activan automáticamente cuando un animal pasa por su campo de detección.
También de manera preventiva abren las “líneas negras” en las guardarrayas, los caminos cortafuego y evidentemente los caminos de fragilidad ambiental, para evitar que brinquen los incendios forestales y llegar a tiempo para atacarlo.
García Aréchiga lamentó que el rio Pitillal, la vena Santa María y otros afluentes se han secado, lo que antes no ocurría, por el impacto del ser humano, ante ello reiteró la importancia de conservar sus tierras que bordean la periferia de Puerto Vallarta:
“Tenemos alrededor de 5 mil hectáreas de uso común, de las cuales aportamos 500 para la conservación y que sigan fluyendo los servicios ambientales, porque sabemos que todos están conectados a una red, todas las acciones ayudan o perjudican”, destacó.