¿Monreal detrás del homicidio de uno de Los Románticos?

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El 28 de diciembre de 2022, el abogado y músico zacatecano Raúl Calderón Samaniego intercambió una serie de mensajes con un grupo de amigos: “Los invito a Jerez, si gustan acá nos reunimos”, escribió.

Uno de ellos respondió: “(Jerez) Está bien cabrón, Rulito”.

Raúl contestó que así estaba “todo México”. Y agregó: “Eso de que está bien cabrón es relativo. A mí me andan buscando en Guadalupe para darme cuello. Y es en serio lo que les digo”.

Sus amigos replicaron:

“¡Carnalito, qué onda! No es para despreciarse la amenaza. ¿Estás tomando precauciones y medidas suficientes?”.

“¿Amenaza de qué, quién, qué pedo?”.

“No puedo dar detalles”, contestó el bajista del grupo Los Románticos de Zacatecas.

Tres días después, estaba muerto.

El anterior conjunto de comunicaciones fue el punto de partida de la investigación que llevó a cabo la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas.

A las 17:30 de aquel 31 de diciembre en que fue visto con vida por última vez, Raúl llamó por teléfono a su madre y le informó que iba de camino de Jerez a Zacatecas. Había quedado de esperar el Año Nuevo al lado de su padre, en el municipio de Guadalupe.

“No llegaba”, relata su hermana Armida. “Le estuvimos llamando desde las 20:30”.

No contestó. Pero en ese momento a nadie le pareció relevante. La angustia se desató cuando el reloj anunció la llegada de 2023. El silencio era completamente anormal. “De Jerez a Zacatecas no se hacen más de 40 minutos”, explica su hermana: “Perdimos la calma”.

Fueron a buscarlo a su departamento. No abrió. Su automóvil no estaba en la cochera. Al día siguiente la familia presentó una denuncia por desaparición.

“Frío y devastador 2023. Mi corazón está destrozado, mi tristeza ya forma parte de las estadísticas”, escribió Armida en sus redes sociales.

El auto de Raúl fue localizado, por medio de cámaras de videovigilancia, a unas calles de su domicilio. El 2 de enero, las autoridades entraron a su departamento en busca de alguna pista.

Lo que hallaron fue su cuerpo, sentado en un sillón y con cuatro disparos.

La investigación fue llevada de manera hermética por la fiscalía estatal.

Hace unos días, el fiscal general Francisco Murillo Ruiseco anunció que había avances en las pesquisas y envió un mensaje que a muchos les llamó la atención de inmediato: que la carpeta se iba a judicializar “con las consecuencias que se tengan que asumir…. más allá del poder político”.

Ayer, la fiscalía estatal solicitó al Congreso de Zacatecas que retire el fuero al presidente municipal de Guadalupe, el morenista Julio César Chávez Padilla, y se le separe de su cargo para que proceda la orden de aprehensión girada en su contra por una jueza de control.

A Chávez Padilla se le acusa de ser coautor del asesinato de Raúl Calderón Samaniego. Una segunda orden de aprehensión fue girada en contra de una mujer.

Hasta anoche, al alcalde no se le había visto en público desde que el viernes pasado recibió al director del IMSS, Zoé Robledo. Chávez Padilla no se presentó en por lo menos dos actos incluidos en su agenda oficial. El diputado Jorge Álvarez Maynez, de Movimiento Ciudadano, señaló en un tuit, publicado el lunes pasado, que al parecer se había filtrado información y el político “se había fugado”.

Guadalupe es un municipio que se ha convertido en epicentro de la violencia que sacude a Zacatecas. Los horrores y masacres que se han sucedido sin freno han sido reseñados varias veces en este espacio. A Chávez Padilla se le ha considerado, sin embargo, el delfín del gobernador David Monreal Ávila de cara a las próximas elecciones.

Durante la primera parte del sexenio se habló incluso de su posible llegada al gabinete como secretario general de gobierno. Apenas en enero pasado, durante un acto con líderes de colonias y comunidades de Guadalupe, Monreal avaló las políticas públicas puestas en marcha por el alcalde y señaló: “A Julio César Chávez lo aprecio y le tengo confianza por su lealtad, y eso, tanto en la política como en la vida habla bien de las personas”.

Monreal apuntó también que Guadalupe sería el primer municipio del estado en recibir “diferentes apoyos en materia de asistencia social”.

No había rastro alguno, hasta anoche, del alcalde morenista. Solo trascendió que, ante su ausencia, el cargo sería asumido por el secretario del Ayuntamiento, Eleazar Limones.

Los pormenores de la investigación y el móvil del asesinato cometido hace casi cuatro meses siguen siendo un interrogante.

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