¿Habrá alguien que le crea?

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El triste ejemplo de Francisco Garduño como titular del Instituto Nacional de Migración es repetitivo en este régimen, donde personas nombradas por amistad, más que por especialidad en el puesto, provocan daños a la nación, sin medida, por su incapacidad para el puesto,

Al aceptar un puesto de ese calibre y de alta sensibilidad se requiere una gran responsabilidad y conocimiento en todo su funcionamiento, estructurar un equipo de colaboradores efectivos y estar enterados de todo lo que pasa en su ámbito de responsabilidad.

Hemos tenido graves fallas en el Metro de la CDMX, en la secretaria de salud, con graves fallas en atención y suministro de medicinas,

en la CONADE con grandes acusaciones de malversación de fondos, en SCT con respecto a la recuperación del nivel 1, en la Secretaría de Gobernación, de quien depende el INAMI, y el director de Segalmex, con gran impunidad y corrupción e intocable.

Y no se diga en los responsables de los proyectos “emblemáticos” en donde hay graves fallas en su concepción, ejecución, presupuestos y finalmente su funcionamiento.

Estos últimos proyectos, uno terminado, el AIFA, fracaso completo y el tren maya y dos bocas, inconclusos, manejados con toda opacidad y sorteando muchos problemas producto directo de su improvisación.

En todos estos errores o malos proyectos hay personas atrás de ellos, que son protegidos por el gobierno en turno o su presidente, sin que se les exijan cuentas de su falta de efectividad y responsabilidad, causando daños irreparables a México.

Ante esta impunidad administrativa es difícil que un país salga adelante, por lo que urge el cambio de mentalidad y amiguismo sin ningún resultado positivo para el país.

Todos los índices son negativos, menos inversión, más violencia, más pobreza, menos empleos, menos transparencia.

Pero eso sí, López Obrador afirma, como dueño de la verdad, “yo no protejo a nadie”.

“¿Habrá alguien que le crea?”.

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