El turismo y su impacto en el desarrollo urbano
Puerto Vallarta, como destino turístico a nivel nacional, se ubica entre los tres primeros lugares en términos de recepción de visitantes, lo que explica que el turismo sea la base de la economía local. De hecho, existe una excesiva concentración de la actividad económica en torno al turismo, puesto que cerca del 80% de los empleos de Puerto Vallarta se relacionan con actividades vinculadas al mismo. Su economía altamente dependiente de la actividad turística la hace muy vulnerable a las posibles contingencias del sector.
Este es probablemente el motivo por el cual se ha producido un desarrollo regional irregular, con una alta concentración productiva en la región dominante (Puerto Vallarta y Bahía de Banderas), adquiriendo una ventaja de localización sobre las demás poblaciones, lo que ha intensificado las desigualdades regionales y la polarización entre la población.
De hecho, existe una fragmentación de la ciudad en dos partes: la primera es la integrada a la dinámica del turismo y la segunda es la periferia marginada, carente de dinamismo económico y conformada por áreas deprimidas, en predios irregulares, con falta de servicios básicos municipales, tales como agua, luz y drenaje.
A pesar de que Puerto Vallarta cuenta con una importante oferta de servicios turísticos, muchas de las instalaciones existentes se han vuelto obsoletas y no están a la vanguardia de las nuevas demandas y necesidades del cliente.
Serían necesarias mayores inversiones para la remodelación de la oferta acorde a las nuevas exigencias y tendencias del mercado, lo anterior con el fin de mejorar la calidad de la visita de los turistas y asegurar la competitividad.
En el 2012, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) y los gobiernos de Jalisco y Nayarit formularon el plan maestro de desarrollo urbano y turístico de Bahía de Banderas. Este plan maestro tiene como principal objetivo el crear un sistema de gestión para incentivar el desarrollo integral de la zona, y así elevar la competitividad turística y la calidad de vida de los habitantes.
Otro esfuerzo es el programa de ordenamiento de la Zona Metropolitana Interestatal Puerto Vallarta-Bahía de Banderas, elaborado por el Colegio de la Frontera Norte a solicitud de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), para contar con un instrumento normativo de ordenamiento territorial que considera aspectos como: vialidad y transporte; estudios y planes; promoción y desarrollo del producto turístico; equipamiento y desarrollo comunitario y los cambios institucionales y legales que fueran requeridos.
México no tiene leyes que busquen la asociación de municipios y, aunque se han creado instituciones metropolitanas, éstas no parecen estar bien coordinadas. Existe un problema de poder político y de gestión de recursos económicos que genera disputas para gobernar los municipios, provocando que los municipios se vean como rivales y no como copartícipes en la búsqueda del bien común.
Es evidente que la actividad turística en México, durante los últimos años, no ha transitado como se esperaba debido a múltiples problemas, entre los que destacan: la violencia e inseguridad que atraviesa el país; la poca atracción de nuestros destinos y productos turísticos; la ineficiente infraestructura carretera y el inexistente sistema ferroviario de pasajeros, por nombrar algunos factores.
Es difícil pensar en ser líderes en el turismo nacional y mundial sin que se modernice tanto este tipo de obras como la estructura turística, pero también sin que se satisfaga la necesidad de mayores y mejores servicios públicos, sobre todo en materia de transporte público.
En el caso de Puerto Vallarta, es fundamental continuar promoviéndolo como un destino de turismo de sol y playa, pero también pensar en ofrecer otras opciones de visita (como el turismo de reuniones, el turismo salud, el turismo alternativo, por nombrar algunas modalidades), para captar una demanda diversificada, desestacionalizada y multimotivacional.
Asimismo, en virtud de la inversión tan cuantiosa que se destinó a la creación de un centro de convenciones, con infraestructura de primer nivel, es importante aprovechar estas instalaciones para impulsar el también llamado turismo de congresos y exposiciones.
Indiscutiblemente que este destino tiene mucho que ofrecer: excelente clima, montaña, pueblo típico y arquitectura tradicional, variedad gastronómica, entre otras atracciones. Sin embargo y pese a que estos recursos naturales y culturales son lo que lo singulariza en los mercados nacionales y extranjeros, no hay duda, que lo que se requiere es dotar de nuevos y auténticos productos turísticos de talla mundial. La oportunidad está en elevar la calidad de los servicios que brindamos.